Por fin está aquí ese día tan esperado. ¡Te vas a vivir fuera de casa! A un colegio mayor o quizá a una residencia de estudiantes. Comienzas una nueva etapa estudiantil. Llega el momento de independizarse y  tu nuevo destino es… ¡Madrid!

Tu primer objetivo al llegar a la capital de España es la búsqueda de un nuevo hogar en el que seguro pasarás algunos de los mejores momentos de tu vida. Tienes varias opciones a tu alcance como una residencia de estudiantes o un colegio mayor. Sin embargo, no tienes claro en qué se diferencian.

¿Es lo mismo un colegio mayor que una residencia de estudiantes en Madrid? Si te está rondando esta pregunta no le pierdas la pista a este post porque te será muy útil. Te vamos a desvelar las diferencias entre ambos tipos de institución de forma sencilla para que lo captes enseguida y puedas tomar la mejor decisión posible respecto a dónde quieres vivir.

¿En qué se parecen una residencia de estudiantes y un colegio mayor?

A menudo se suele confundir residencia de estudiantes con colegio mayor, y no es de extrañar, ya que la función de estos centros es similar. Ambos nacieron con el objetivo de acoger y albergar a estudiantes que han necesitado trasladarse hasta otra ciudad para poder continuar con sus estudios superiores.

La gran mayoría de los estudiantes llegan para comenzar a estudiar en la universidad. Y es habitual que durante el primer año de carrera elijan alojarse en una residencia de estudiantes o en un colegio mayor, puesto que tanto una opción como otra facilitan en gran medida la vida universitaria.

La mayor parte de residencias de estudiantes y colegios mayores están equipados con completas instalaciones, desde habitaciones dobles o individuales, aseos, zonas comunes, salones, cocina,  lavandería… En algunos centros ofrecen además del alojamiento, la manutención, con el consiguiente incremento de tarifa.

Otra característica común de la residencia de estudiantes y el colegio mayor es que la convivencia entre iguales está garantizada. Los estudiantes tienen contacto directo y cercano con otros compañeros que suelen estar pasando por la misma situación que ellos.

Al sentirse identificados unos con otros se entablan intensos lazos de amistad que pueden durar para siempre.

Los padres suelen preferir que sus hijos se alojen en una residencia de estudiantes o en un colegio mayor al menos durante el primer y segundo año de carrera, dado que estos centros les aportan tranquilidad.

De esta manera, los progenitores tienen la seguridad de que sus hijos están en un sitio confortable que garantiza unas prestaciones y servicios.

Las claras diferencias entre residencia de estudiantes y colegio mayor

Ahora que ya conoces las similitudes que existen, te vamos a desvelar las claras diferencias entre residencia de estudiantes y colegio mayor.

#1. Actividades complementarias

El colegio mayor, además de alojamiento y otros servicios como manutención o lavandería, ofrece a los residentes diferentes iniciativas como competiciones, excursiones, charlas, talleres o jornadas de convivencia, entre otras, que puede ser más o menos atractivas en función de cada colegio mayor, pero que suponen una carga más que se añade a la larga lista de obligaciones de los estudiantes.

Esta serie de actividades pueden ser interesantes para el estudiante. No  obstante, también pueden suponer cierta obligación para el residente que puede preferir centrarse en sus estudios, y que desea gozar de toda la libertad y la independencia posibles en su tiempo libre.

Porque, en cierto modo, siempre tendrá esa presión de participar en las iniciativas propuestas para sentirse más integrado en la comunidad estudiantil.

#2. Autonomía del estudiante

Por otro lado, el colegio mayor suele tener mayor control sobre el estudiante a través de una serie de horarios rígidos, normas y pautas más o menos estrictas, pero que se deben cumplir.

Esta situación es diferente en la mayoría de residencias, donde se busca que el residente tenga su propio espacio, disfrute de su independencia y goce de una experiencia que le ayude a madurar y a crecer como persona.

Dejar el hogar familiar y comenzar a vivir de manera independiente es una aventura emocionante en la que la responsabilidad y la libertad juegan a la par.

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